30.4.08

Listas

Cometido asignado por Celestina Terciopelo, el que asumo gustosamente también.


Me dan miedo:
1. desperdiciar mi vida en pendejadas
2. toparme con pésimos amantes
3. dioses y religiones


Me hacen feliz:
1. el arte
2. el sexo
3. (con todo y pena lo escribo) el amor


No me gustan:
1. la gente que le gusta el fut bol
2. la TV, me súper caga
3. los ostiones en su concha


Son importantes en mi habitación:
1. la luz tenue e indirecta
2. el tapete junto a la cama
3. internet wireless


Podrían definirme:
1. egocéntrico
2. hedonista
3. terco


Quiero hacer antes de morir:
1. viajar más
2. brincar con un paracaídas
3. y finalmente atreverme a brincar sin un paracaídas...


Digo con frecuencia:
1. “¿en qué líos andas?”
2. “a cada quien por donde se le acomode”
3. “vámonos que aquí asustan”


Me gusta beber:
1. agua
2. jugo de manzana
3. gin tonic


Invito a copiar y pegar en sus blogs este juego a 3 personas que lean este blog, sería buen detalle que me avisaran que están jugando, uno, para leer sus respuestas, y dos, para saber quién merodea por aquí.



Tomado de Lili the kid

29.4.08

Urban detox

Ahí anda uno volando bien alto, a treinta y nueve mil pies sobre el nivel medio del mar en Aeromexico, vuelo diez y ocho, de la ciudad de México a Lima, idas y vueltas sobre la imaginaria línea del ecuador, rebotando entre la T2 del Benito Juárez y el Jorge Chávez, en el Callao.

You can get from here to there
By leaps and bounds or measured steps
You can make it dark or fair
Depending on your point of view
You can get a taste of the glory
By the ingestion of a simple truth
You can take a look around
See the outside, see the inside too

Are you on a road to nowhere?
Are you riding a train to heaven or hell?
Are you in search of somewhere
Or something that rings true?
Well it could be closer than you think
It could be closer than you think it is

Give me your sunshine again
You've left me in a mess
And when I fall I really fall
And that's when you go to my head, my head

It could be sunshine

Give me songs and freedom
Give me love in every sense
Raise me up so high with you
All the cavemen fade away away

It could be sunshine

Walking on the sidewalk of life
Will only make you grey and sad
Lift me up so high so high
My lifes always in your hands your hands

My love for you won't last for one day
My love for you will last for two

La perfección se encuentra al alcance, no de todos. La gente se sube a los escenarios y hacen la música que han aprendido a base del ensayo y las ganas de hacer vibrar esos instrumentos. Las propuestas son muchas, los tiempos ajustados, es el ritmo propio del Coachella, una partecita del primer mundo haciendo su propio Woodstock de verano en el corazón del desierto. Y todo bien caro, arriba el consumismo gringo.

And the band play on… and the beat goes on…

Portishead milagroso, curativo, regenerador, desgarrador, placenteramente hiriente. Que sólo tres presonas unidas a sus instrumentos hagan una potencia sonora es cosa de pocos, tal como Love & Rockets, la aparente sencillez del glam. La revelación, la elegancia y la angustia con Islands. La entrada al lado oscuro de la luna, progresiva y cuadrafónicamente, con dos lágrimas bien derramadas. La maestría y el trance de Jack White. Prince impecable. Hot chip perfecto. Santigold energético con sus coristas / coreógrafas bien sincronizadas. El power de 3 negras enmicrofonadas y dos muchachos metidazos en las tornas de Spank rock. El mega atasque de Aphex Twin. Fatboy slim ni tan bueno. Las increíbles infusiones entre la tecnología y la música con Animal Collective. La fiestota con Justice. La elegante electrónica de Booka Shade y Modeselector. El buen beat de Boys noize. La farsa de Bonde do role. ¿Quién dijo que fuéramos a ver a The black lips? Pfffff, paso sin ver.

Queda demostrado que la mejor forma de apreciar cualquier representación del arte es solo, y no me malinterpreten, no es por antisocial; pues aunque se está rodeado de miles de personas, extraños todos y los amigos es mejor que estén perdidos cada quién por su lado, para no tener a nadie con quien comentar nada y no distraerse ni un segundo, para limpiarse las lágrimas sin pena de que los compas vean la emoción de uno. Gracias a todas las personas que me rolaron un poco de su troncho.

El viernes tuvimos contratiempos para llegar tempra y se nos fueron Múm, Architecture in Helsinki y Cut copy, ni modo. El sábado quedamos tan desconcertados con Islands y Animal Collective, que se nos fueorn Kraftwerk y M.I.A., ni modo. Así es eso.

Habrá que ver la forma de elevar más el pedestal de Beth Gibbons, aunque de cualquier forma ella no se apoya en ninguna superficie.

How can it feel, this wrong?
From this moment
How can it feel, this wrong?

Habrá que volver a juntar a miles de personas para gritar juntos: “hey teachers, let us kids alone”


Que hubiera modo de ir a todos los festivales de música del mundo, de perseguir a nuestros artistas favoritos y gritarles uuuuuuuuuuuuoooouuus con toda la fuerza de los pulmones, chiflar por minutos enteros, inmiscuido en todas las multitudes que se forman frente a los escenarios, para sentirse parte de esa raza de seres que se apasiona frente a lo que se debe uno de apasionar. Qué ganas de andar por ahí perdiendo la playera y disfrutando del sol y el cansancio en las piernas, viendo gente de todos los sabores y colores, tomando urban detox por que los gatorades y aguas no se han enfriado. Gastando la pura dolariza. Qué ganas de trabajar aunque sea cargando los cables que llevarán las señales de audio hasta los altavoces que harán a la gente pensar que tal vez vale la pena vivir un rato más en este mundo. El cansancio sale sobrando. Qué ganas de tener tanto dinero para llevarte a todos tus amigos a todos los festivales que sucederán en todos los lugares del planeta.

Faltan escasos minutos para aterrizar, a partir de este momento todos los aparatos electrónicos deben de estar apagados, por favor asegúrese de que la mesita de servicio este en su compartimiento, favor de posicionar el respaldo de su asiento en forma vertical y a los pasajeros viajando junto a un ventana favor de asegurarse que se encuentre abierta durante el aterrizaje.

Ya estoy en Chincha, huele horrible, la fábrica que hace harina de pescado está produciendo este inmundo olor a kilómetros de aquí. No quiero ni pensar lo que se debe de sentir en el epicentro de esta peste peruana. Esto me recuerda que la realidad es así, bienvenido estoy a sonreír por muchos días, por encima de la realidad de hoy y de la del fin de semana que ya pasó.

Estoy terminando de grabar el atento sound de hoy, ahora quisiera ir a escuchar a Jeff Mills…



Tomado de mi mastercard.

18.4.08

Bipolar dream

Un lugar dentro del círculo polar, sin Julio Medem, pero sí con sus conceptos.

Vuelvo, ¿o es que no he salido?, a los giros que da la vida, a las casualidades. Todas nuestras vidas esperan esa gran casualidad, ese giro no pensado donde rebotaremos el humano que somos contra el humano que no somos.

¿Quién es lo suficientemente práctico para dejar de esperar a ese alguien que venga y nos cambie el panorama? Sigo esperando, creo que tu también. Y nunca nos vamos a cansar de esperar a que el cielo se abra para dejar de hacer como que la virgen nos habla.

El sol de la media noche, qué bonita idea.

Trescientos sesenta grados de combustión espontánea de helio circular hecho luz alrededor del horizonte polar por veinticuatro horas, y todos los tonos de azul, naranja y rojo. El engaño natural perfecto.

¿Estar ahí será haber alcanzado la paz interna?

Que la ingenuidad no me abandone, por favor, no quiero aburrirme en una realidad pactada.


Tomado de los amantes entre los trópicos de capricornio y cáncer, y un poco más hacia los polos también; y de Jesus life for children under 12 inches.

15.4.08

Jump!

Una con veintidós minutos de la madrugada, temblor trepidatorio de cuatro punto nueve grados con epicentro a cuarenta kilómetros de donde vivo. El movimiento del colchón y el sonido de los vidrios de la ventana junto a mi cama me despertaron, brinqué de inmediato, mi piernas no se movían, estaba parado y dormido y despierto, escuchando el crujido de la estructura de la casa, luego corrí hacia el jardín, cuando llegué afuera el sismo había terminado. Todo pasó en pocos segundos, como son estas cosas.

Me quedé viendo el jardín, todo en relativa paz. Mi corazón latía fuerte. ¡Qué buena es la adrenalina que se dispara por causas naturales! Regresé a la cama, el corazón seguía latiendo fuerte, la duda de no saber si volverá a temblar es normal tenerla, hice una análisis de riesgos y concluí que si volvía a temblar lo mejor será meterme debajo de la cama. Sonreí y volví a quedarme dormido.



Tomado de la falla de Nazca.

14.4.08

Aquí hay lugar

Hasta aquí llego, hasta esta mañana de lunes donde he logrado romper la inercia de las actitudes mal logradas, de los vicios sociales que empobrecen la ya de por sí complicada estructura de las relaciones humanas. Llego hasta esta silla frente a este teclado junto a un café que me bebo de prisa, nivelando la química interna del torrente sanguíneo, sintiendo cómo mi cuerpo ha pasado por las situaciones precisas que a veces son necesarias para afrontar a los días con sus horas y trampas guardadas.

El viaje me abraza con fuerza, me quiere mostrar la aspereza del mundo por medio de viñetas de agresividad etílica que tal vez antes me hubieran descontrolado, pero ahora que tengo décadas en mi vida, ahora que estoy lejos, ahora que sólo me tengo a mí; ahora voy a estar bien por encima de las situaciones normales que pasan cuando uno mete las narices a la cueva de la curiosidad.

Hasta aquí he llegado y me doy cuenta con un asombro tranquilo que lo que más se necesita en la vida es paciencia para irse tragando segundo a segundo al aire de los espacios que nos corresponden habitar. Amanezco con la vital necesidad de abrazar a alguien y sin pensarlo hago de lado los criterios de evaluación que se rigen por estándares socioeconómicos y por la tan mentada estética. Lo que necesito es un cuerpo para abrazar, para oler; da igual quién sea o cómo sea, lo único que importa es que se sientan las ganas de abrazar a ese cuerpo.

Como el mar y las corrientes, el nivel de las mareas nocturnas se autorregula y si uno lanza la moneda al aire, siguiendo con la mirada su trayectoria hacia arriba hasta encontrarse de forma brusca con el sol, la moneda sigue dando vueltas y empieza su descenso, los rayos de sol anuncian el rompimiento de la noche y habrá quien no me quiera permitir tomar un café, duele mirar de frente a los rayos del sol, la moneda regresa y cae en la palma de mi mano para decirnos que he ganado la apuesta. No podría ser de otra forma cuando se tiene una moneda adulterada por la suerte necia a no abandonarme.

Bastan menos de veinticuatro horas para arreglar al mundo, pero sólo si se está atento a lo que la voz interna dice. Hay que transformarse en ratoncitos flexibles que pueden deslizarse por debajo de las puertas plegando todo el cuerpo para escapar de la noche y de los gatos, para detener al desvelo algunos segundos antes de que el cerebro entre en la fase de no tomar decisiones. Hay que buscar un pequeño jardín donde robarle dos horas a la mañana del sábado, escondido de los ojos que nunca entenderían por qué alguien necesita vestirse bien y dormir en la calle, para abandonarse al sueño que le permita al cerebro calcular de nuevo los riesgos de estar vivo. En la tarde, cuando se va redactando del dictado de la memoria, es posible que de repente llegue una sonrisa a la cara, así, de la nada. Es una aprobación firme, la autoafirmación del ego que se ha salvado para que en la siguiente noche, al vestirse bien de nuevo, los muchachos pasen en sus coches y con descaro me griten: “aquí hay lugar papasito”.

Alguien me salva, me presta su espacio para recuperar la energía, esperando otras cosas de mí. Me aprovecho y utilizo los recursos a mi alrededor. Hablo claro y pongo las cartas sobre la mesa. Mi ayuda no tiene habilidades sensuales y me pregunta si quiero tener sexo, yo, como sí sé qué hacer y he puesto las cartas sobre la mesa, no me disculpo y le ofrezco mi cuerpo para que me haga un masaje, hasta ahí llega el pago. En mi huida de los gatos agazapados me doy de frente con el patetismo habitual de los egos pequeños, y no es que juzgue a nadie de nada, es lo que hay, es lo que es.

Llego hasta los conventos franciscanos de las épocas coloniales, decorados con motivos moriscos, con catacumbas, coros, refectorios y sacristías que visitar; el gran arte sacro de un tiempo que ya fue. Colecciono una sensación que se produce al alejarme del grupo y de la guía de turistas, regresar a las catacumbas para quedarme unos miuntos con los huesos humanos que allí quedaron y mis huesos rodeados de carnes, sentimientos y pensamientos. Me gusta estar rodeado de huesos de gente que pasó por este mundo, en un lugar subterráneo con el aire enrarecido, rodearme del silencio sepulcral que precisamente en ese día, en ese momento, era lo que mi carne necesitaba. Entonces habrá refugio para los diablos pobres como yo que de vez en cuando se acuerdan que hay un dios adentro de la electricidad que se producen en nuestros cuerpos, regreso al trato del tú a tú con la deidad que somos cada uno de nosotros. Cuando piso un lugar que se ha ido llenando de historia trato de imaginarme cómo fue ese lugar durante su esplendor, cómo andaría la gente por ahí caminando despacio por los pasillos, pensando en la santa Inquisición. Me detengo a observar con calma la pintura en gran formato de la última cena donde extrañamente la mesa que reúne a los comensales es ovalada, ellos son atendidos sólo por niños varones, se encuentran sentados sobre grandes cojines al estilo moro y me parece que observo una fiesta de gays de tiempos pasados. Los huesos fueron acomodados por los arqueólogos formando patrones concéntricos y me hace gracia pensar en la imposibilidad de que la muerte fuese en sí tan ordenada.

La conclusión del acto de abrazar es muy simple, sólo hay que abrir los brazos y entrelazar los cuerpos, apretarse un poco el uno contra el otro por un instante, verse a los ojos al momento de alejarse para confirmar que se ha producido un entendimiento metalingüístico. El ying y el yang que no termino de aceptar queda demostrado una vez más, pero para que exista el balance tiene que existir primero la actitud de limpiar el mantel y servir otra cena, y si la decoración de la habitación es en extremo kitsch, no importa, hace mucho que dejé a los lujos aéreos colgados en las nubes, lo que importa es la actitud sobre la cama entre dos personas metidas en un habitación de muros pintados de azul pitufo y tapizada con hojas de revistas. Si éstas dos personas logran detener al tiempo durante un abrazo sin prisas, si logran superar la barrera de la socioeconomía, si sonríen y se dan besos aunque en el fondo no se quieran, si tienen ganas de tratarse bien el uno al otro; entonces la batalla de las relaciones humanas tendrá estas pequeñas victorias secretas, acordadas en un cuarto de quinta un domingo donde el mundo se comportó a la altura.

Termino de entender que todo lo que nos pasa es producto de todo lo que nosotros permitimos que nos pase. No hay destino, la suerte nunca ha existido aquí.


Tomado de lo que te gritan malos conocidos y buenos desconocidos en la calle.