18.3.10

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[...] Como hemos observado, no contamos con ninguna manera segura de comprender los pensamientos ajenos. Una vez más, prestamos demasiada poca atención a esta enormidad. Debería de suscitar terror. [...] Ni la hipnosis, ni las técnicas psiquiátricas, ni las ‘drogas de la verdad’ pueden extraer de una manera verificable los pensamientos del otro. [...]

De aquí las inciertas relaciones entre el pensamiento y el amor. De aquí la posibilidad de que el amor entre seres pensantes sea una gracia de cierto modo milagrosa. Todos los hombres y todas las mujeres, todos los adultos y todos los niños usan lo que los lingüistas llaman ‘idiolecto’, es decir, una selección personalizada del lenguaje disponible, con fichas, connotaciones y referencias privadas, singulares, tal vez intraducibles, que los receptores en el diálogo no pueden interpretar totalmente ni con certeza. Tratamos de traducirnos unos a otros. Así pues, con frecuencia nos equivocamos un poco o mucho. [...]

Aun en momentos y actos de extremada intimidad –quizá más agudamente en esos momentos– el amante es incapaz de abrazar los pensamientos de la persona amada. [...]

Los animales con los que convivimos nos demuestran que nuestros miedos emanan un olor característico. Tal vez exista un olor a odio. Si enumeramos todos los niveles de impulso cerebral e instintivo, puede que el odio sea el más vívido y lleno de gestos mentales. Es más fuerte y más cohesivo que el amor (como intuyó Blake). Con harta frecuencia se acerca más a la verdad que ninguna otra revelación del ser. El otro tipo de experiencia mental en la cual se arranca el velo es el de la risa espontánea. En el momento en que ‘cogemos’ el chiste o vemos casualmente algo cómico, la mentalidad queda al desnudo. [...]

[...] El amor más intenso, quizá más débil que el odio, es una negociación, nunca concluyente, entre soledades.

Una octava razón para la tristeza.


'Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento' de George Steiner.

2 comentarios:

Zabioloco dijo...

no se porqué lo parafraseas o las transcribes...

pero es fantástico

álvaro dijo...

No me atrevería a parafrasear a Steiner, transcribo éstos fragmentos porque solo no sé qué hacer con infromación de tal magnitud. De cualquier forma no obtendré retroalimentación.