8.5.10

Salman

A toda idea nueva, Mahound, se le hacen dos preguntas. La primera, cuando aún es débil, ¿QUÉ CLASE DE IDEA ERES TÚ? ¿Eres de la clase que transige, pacta, se amolda a la sociedad, busca una buena posición y procura sobrevivir; o eres del tipo de recondenada y bestia noción atravesada, intratable y rígida que prefiere partirse antes que doblegarse al viento? ¿La clase de idea que casi indefectiblemente, noventa y nueve veces de cada cien, queda triturada; pero, a la que hace cien, te cambia el mundo?
"¿Cuál es la segunda pregunta?", preguntó Gibreel en voz alta.
Antes contesta la primera.

[...]

Y ahora, Mahound, a su regreso a Jahilia, llega la hora de la segunda pregunta: ¿Cómo te portas cuando vences?

[Tomado de 'Los versos satánicos' de Salman Rushdie]

Resumiendo mucho ésta novela nos narra las aventuras y desventuras que le suceden al mensaje divino desde que el o los dioses o diosas comunican dicho mensaje a su ángel mensajero, el ángel al profeta, el profeta al escriba hasta que por fin llega al pueblo.

En este proceso de comunicación el mensaje se trastoca en lo que conocemos como el "teléfono descompuesto", donde Shaitán interviene a todos los niveles, confundiendo al ángel, al profeta y al escriba. Shaitán se puede hacer pasar por el ángel mensajero frente al profeta, o Sahitán puede arremeter contra la memoria del profeta e incluso puede tentar al escriba para que redacte el mensaje como le venga en gana. La confusión es tal que al final de cuentas los versos divinos quedan de tal modo satanizados que es prácticamente imposible averiguar qué parte del mensaje es el divino y qué parte es el satánico, o incluso saber si alguna parte del mensaje recibido tiene algo de “verdad divina”. El pueblo, la gran masa obediente, recibe el mensaje, cualesquiera que éste sea, y lo cree ciegamente, imposibilitado de verificar si está en lo correcto o no, pues el pueblo jamás se atreverá a cuestionar a El Mensaje; el dogma de fe por definición es ciego.

Y he ahí el fantástico fundamento de las grandes religiones que ahora dominan al mundo.

En lo personal me causan mucha ternura los altos mandos de las religiones fundamentalistas poniendo precio sobre la cabeza de Rushdie por atreverse a hacer una novela con todo éste chisme teológico. Inocentes personas que creen en dios, en el ángel mensajero, en el profeta, en Shaitán y obvio, en El mentado Mensaje.

2 comentarios:

Zabioloco dijo...

El teléfono descompuesto fundamentalista...
es como la traducción del hebreo de la biblia...

Donde nadie era virgen, todos tenían varios hermanos, el pescado y el pan sobraban...

ah, sí dijo...

alvarito, gracias por el beach house, no mames, de verdad gracias