28.7.11

Himno

No renuncio a mis tesoros ni los comparto. La fortuna de mi espíritu no será fundida en monedas de bronce ni arrojada a los vientos como limosna a los pobres de espíritu. Yo guardo mis tesoros: mi pensamiento, mi voluntad, mi libertad. Y el más grande de ellos es mi libertad.

No les debo nada a mis heramos, ni ellos tienen deudas conmigo. No le pido a nadie que viva para mí, ni yo vivo para nadie. No codicio el alma de nadie, ni mi alma debe de ser codiciada por nadie.

No soy enemigo ni amigo de mis hermanos, pero cada uno de ellos deberá merecerme. Y para ganar mi amor, mis hermanos deberán haber hecho algo más que simplemente haber nacido. No daré mi amor sin motivo a cualquier oportunista que lo reclame. Honro a los hombres con mi amor. Pero el honor es algo que debe de ser ganado.

[Ayn Rand]

24.7.11

Número de serie

[LJNDR-057-D2311-JN-PMM-PCH2]

El estadío entre algo más que solo sexo y algo menos que el amor, los reprimidos en los límites del sexo y/o del amor y los expulsados a la región de las mañas y otras curiosidades. No queda más que seguir bailando, suavecito.

Estoy bien, después de todo estoy bien. Y bailo suavecito. La alegría de vivir que la señorita A. tanto pregona; bailar en la terraza la música que te gusta, todo limpio de nuevo, la casa sola, las plantas y las hierbas contentas. La pasión de respirar y sudar. El internet inalámbrico y el Fisher hecho para durar.

Las mañanas siguen de buenas y no es de a gratis. Tú dándo la vuleta por la puerta hacia afuera de la habitación y veo tu cuerpo desnudo en movimiento encendido por una luz rosa-dorada. Es el amanecer, el momento perfecto para las fotografías de la memoria.

22.7.11

Soundcheck

Tanto tiempo saltando demonios, Rodrigo hasta vuela, pero siempre obediente a Nietzche.

El destino se crea a sí mismo constantemente en forma de aprendizaje forzoso, como un bonito pez dorado dando vueltas en su turbia pecera hasta que le cambian el agua. Las avalanchas de los finales en el límite de las circunstancias y nuevas glaciaciones en el horizonte. ¿Dónde queda el peso de la parte que cada quien juega en los rebotes que a veces no pasan la red? La configuración emergente del yo diluyéndose en todas esas pruebas de control, ritmo, solvencia y acrobacia del pensamiento diagonal y el sentimiento intempestivo. Sí, los años cuentan al tiempo y el segundero de algo sirve, alguna solución aunque sea tibia se debería de poder proveer.

Pero y las grietas, ¿cómo se cierran?, ¿o solo se rellenan de soledad?

Llegar a los 30 habiendo vivido el doble de tiempo, o solo casi una tercera parte del mismo. O simplemente cumplir números múltiplos del cinco de darle vueltas al sol. Rodrigo se marea. Un último clavado en la zona de confort antes de partir a cazar Pie Grandes en el valle frente a los volcanes que se supone deben seguir siendo de los aztecas o por lo menos de los nuevos aztecas globalizados. ¿Por qué no escribir una novela con el desarrollo ficticio de ésta historia real? Sería algo metasagrado, pero no gracias, a Rodrigo no le ajusta el ingenio.


Rodrigo y sus demonios van a poner a prueba al engranaje social, al sistema macroeconómico y al fundamento de la fe; van a cocinar una barbacoa en pozo en la cumbre del Olimpo. Y no estamos invitados.