2.5.08

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Voy a contar sólo números imaginarios, a multiplicarlos por menos uno, esperando obtener resultados tangibles. Voy a trabajar con números rojos, a calcular el estado de pérdidas o ganancias de negocios que nunca he hecho. Voy a perder una cantidad precisa de minutos para escribir palabras en un orden tal que comuniquen ideas matemáticas. Voy a dividir mi energía entre las miles de calorías que necesito para no morir pronto. Voy a restar los kilómetros que he recorrido desde mil novecientos noventa y tres hasta el mes cuatro del dos mil ocho, y dividirlos entre los kilómetros que recorrí entre mil novecientos setenta y cuatro y mil cuatrocientos noventa y dos.

Voy a conquistar el paraíso mental de un nuevo continente que no tenga nada de nuevo. Voy a tener que dejar de escribir sandeces y ponerme a trabajar, pronto, también pronto voy a cometer acciones secretas que me guardaré en el cajón de los secretos inmorales y sólo se las contaré a algún vagabundo que le queden pocas oportunidades de embriagarse y que mejor optará por tomar cualesquier veneno mortal. Voy a pretender que soy un modelo que ninguna agencia contrataría por tener el cuerpo deforme, una actitud sencilla y la mente súper recta, como una autopista en el desierto. Voy a escuchar a Supertramp en silencio con temor de que alguien me escuche y se burle de mí. Voy a mirar a los ojos de la gente que se cruce por mi camino para tratar de adivinar cuando fue la última vez que tuvieron un gran orgasmo. Voy a experimentar con la honestidad de nuevo, hasta hacer reventar de coraje al que no soporte escucharme decir verdades incómodas. Voy a esperar varias semanas a que la uña que ayer me rebané cortando almendras vuelva a crecer. Voy a desayunar frutas casi siempre. Voy a buscar momentos privados entre mi ego y mi súper yo para confrontarlos hasta que golpeen sus orgullos con pensamientos arrebatados de películas orientales donde el ser humano vale menos que el todo. Voy a intentar filosofar a martillazos tratando de que el golpe del hierro caiga sobre mis dedos, para dejar de masturbarme el cerebro con ideales platónicos que más que retos producen risa.

Voy a restar todos los engaños que se han cometido en la historia universal hasta integrar el big bang en la cabeza de una alfiler de nuevo, para sentarme a la izquierda del espíritu santo en lo alto de una depresión de identidad correlacionada con la contaminación interior y exterior de todas las personas que terminan siendo mi sola persona. Voy a dividir a los animales y a las personas que no soy yo en partes que se puedan combinar para obtener seres mitológicos que tanta falta nos hacen hoy en día, iré a China a buscar quién fabrique muñequitos de plástico barato de éstos nuevos personajes para venderlos a dólar en Nueva York, Chicago, Boston y tal vez Nueva Deli, el Cairo y el Distrito Federal. Voy a perder a propósito, a escupirle a la suerte en la cara un gargajo choncho y verdoso, sólo para ver qué pasa, para provocar a los nervios de la persona tan tranquila que soy. Voy a contar contigo y conmigo y contigo también, como si fuéramos un matrimonio de la antigüedad, de los que duraban para toda la vida, a pesar de todos los pesares.

Voy a despedirme ahora diciendo adiós y pensando en un hola amable.


Tomado de las contraposiciones elementales de la química inorgánica, la teoría del caos y la física cuántica dizque relativa.

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