1.5.19

62 / Modelo para armar

"Pero en el fondo sé que todo es falso, que estoy ya lejos de lo que acaba de ocurrirme y que como tantas otras veces se resuelve en este inútil deseo de comprender, desatendiendo quizá el llamado o el signo obscuro de la cosa misma, el desasosiego en que me deja, la instantánea mostración de otro orden en el que irrumpen recuerdos, potencias y señales para formar una fulgurante unidad que se deshace en el mismo instante en que me arrasa y me arranca de mí mismo. Ahora todo eso no me ha dejado más que la curiosidad, el viejo tópico humano: descifrar. Y lo otro, la crispación en la boca del estómago, la obscura certidumbre de que por allí, no por esta simplificación dialéctica, empieza y sigue el camino."
-'62 / Modelo para amar' de J.C.
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La vida impracticable se practica por lo general sin ganas, más bien a fuerzas. Es pura falta de práctica según los expertos. La vida no son sumas ni restas, son mayormente divisiones y en algunos afortunados instantes una multiplicación extraña se llega a computar por arte de magia, para luego, por lo general, dividirse de nuevo. Por lo general las cosas que me pasan no son tan generales, son solo las cosas que me pasan a mí y ya. Hace un año se murió mi papá el día de su cumpleaños, por lo general la gente no se muere en sus cumpleaños, pero esas cosas pasan. El año pasado en Marienbad, y yo sigo sin poder recodar lo que pasó hace un año, por eso hoy se podría decir que estoy serio aunque por otras razones, porque yo por lo general estoy contento y no cabría decir que ahora, que hoy, estoy triste, más por las divisiones que por las muertes, en fin, cada quien  con sus memorias y sus recuerdos y eso es todo. Por lo general no hay nada de qué hablar.

Manjar

Casi un adiós pero más seguramente un hasta pronto y después de 3 cucharadas la lengua de Rodrigo manda la señal del sabor dulce pero su cerebro no responde. Come un postre con el sabor amargo de otro trago y todo se revuelve en un desequilibrio callado. Rodrigo voltea hacia arriba para ver la balanza que la justicia sostiene y verificar de qué lado ha quedado el mayor peso. Inhala y los nudos en su garganta se aflojan y se aprietan de nuevo. Exhala y unas gotas saladas caen encima del dulce. Sólo le quedan 7 días para que no haya nada que celebrar. Un rito en solitario mientras la compañía de los objetos le cantarán las mañanitas. Rodrigo no se va a evaporar, va a seguir bien y de buenas, con sus demonios bien emperrados listos para intentar morderlo sin la más remota oportunidad de clavarle ni el más pequeño de sus filosos dientes, Rodrigo estará volando en otro mundo donde nadie tiene fechas especiales y la edad solo es un vestigio en los cuerpos. Las buenas intenciones se burlan de él de una forma totalmente descarada, sigue sin acostumbrarse a esas risas incómodas. En un polo la calma, en el otro polo la desesperación; Rodrigo bipolar cierra los ojos y guarda el manjar en la nevera.