(Cosas que inquietan)
La madre de un bonzo que ha partido, por doce años, a vivir en reculisón entre los montes.
Una llega, a la caída de la noche, a una casa donde no tiene la costumbre de ir. Como una se cuida de ponerse en evidencia, no enciende luces, y van sin embargo a sentarse al lado de los que están allí, sin conocerlos.
Aun cuando una no sabía nada de su carácter, ha enviado a casa de alguien, confiándole objetos de valor, a un criado que acaba de entrar al propio servicio. ¡Y he aquí que tarda en regresar!
Una criatura que no habla todavía se cae de espaldas y llora ansiosa de que alguien quiera tomarla entre sus brazos.
Comer fresas en la oscuridad.
Una fiesta donde una no conoce a nadie.
Tomado del Libro de la almohada de Sei Shonagon, el cual es un deleite leer.
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