1.5.19

Manjar

Casi un adiós pero más seguramente un hasta pronto y después de 3 cucharadas la lengua de Rodrigo manda la señal del sabor dulce pero su cerebro no responde. Come un postre con el sabor amargo de otro trago y todo se revuelve en un desequilibrio callado. Rodrigo voltea hacia arriba para ver la balanza que la justicia sostiene y verificar de qué lado ha quedado el mayor peso. Inhala y los nudos en su garganta se aflojan y se aprietan de nuevo. Exhala y unas gotas saladas caen encima del dulce. Sólo le quedan 7 días para que no haya nada que celebrar. Un rito en solitario mientras la compañía de los objetos le cantarán las mañanitas. Rodrigo no se va a evaporar, va a seguir bien y de buenas, con sus demonios bien emperrados listos para intentar morderlo sin la más remota oportunidad de clavarle ni el más pequeño de sus filosos dientes, Rodrigo estará volando en otro mundo donde nadie tiene fechas especiales y la edad solo es un vestigio en los cuerpos. Las buenas intenciones se burlan de él de una forma totalmente descarada, sigue sin acostumbrarse a esas risas incómodas. En un polo la calma, en el otro polo la desesperación; Rodrigo bipolar cierra los ojos y guarda el manjar en la nevera.

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