6.2.20

Aventuras dentro de la SRE Tlatelolco presentan:

"El náhuatl y Trump."

Tres revisiones a nuestra documentación antes de ingresar, porque más valen esos filtros antes que quitarnos lo pendejos con programas gubernamentales para tales efectos. México siempre güey.

Un papasito salió primero y con voz fuerte dijo una serie de instrucciones, luego nos fue separando en pendejos y no pendejos. A los pendejos se los llevó lejos de ahí, a chingar a su madre yo creo. Yo nomás le veía lo bien bonito que rellena el tiro de sus pantalones negros, su hermosa carita morena, y escuchaba su voz fuerte, sexy y amable. Love is in the air. Los listos pasamos al arco de seguridad que sonará para los que traigan su fusca fajada o su filero debajo de la manga. Otra revisión de documentos y sin dar otro paso más, ahí mismo, otro servidor público volvió a revisar los documentos. ¿Así, o más pendejos estamos los mexicanos? Sin generalizar, no voy a caer en lo de "la gente está bien pendeja", porque la cola de los listos seguíamos siendo la mayoría. Aunque detrás de mí estaba una joven pareja y su niña hija, el vato bien tranquilo y sin machismos le preguntó a la morra si traía su cita y ella emperrada le contestó que hizo la cita por teléfono y que no le dieron cita, háganme el cabrón favor de entender eso. Les revisaron los documentos y se los llevaron lejos de ahí. Yo creo que la morra se emperró porque sabía que la había cagado. 'Same shit, different day' para los servidores públicos de la SRE, I guess.

Luego el crew clever ingresamos a las instalaciones, primero a entregar los documentos, luego a la Sala 2 a esperar la foto, a la captura del iris, de las huellas dactilares y a firmar en un pad. En la Sala 1, atrás de mí, una señora y un señor algo se decían en náhuatl mientras yo atento me deleitaba con el sonido de esa hermosa lengua. Ya en la Sala 2 la soñara le tocó a mi lado y me le acomadré en chinga. Le pregunté si estaba hablando en náhuatl y me dijo que sí. Le pregunté que de dónde son y me dijo que de una comunidad cerca de Iguala en Guerrero. Le pregunté si en su comunidad todos hablan en náhuatl, grandes y chicos, me dijo que no, que ya sólo los grandes lo hablan porque como a los chicos les dan clases en español el náhuatl casi se podría decir que está prohibido por el sistema educativo, que los/las maestros/as los regañan si hablan en la belleza del náhuatl. Me dijo que ella y su esposo desde que se conocieron acordaron siempre hablar todo en náhuatl y que sólo su hijo mayor lo habla chido. Me contó que el hijo mayor se fue de mojado y que en realidad fueron sus tíos los que le inculcaron la lengua prehispánica en pleno gringo. Toma Trump y métetelo por donde te quepa, fue lo primero que pensé. Le dije: "keni jimotoca" y sonrió, me corrigió porque en su comunidad se dice "keni motoca" y me aleccionó sobre las variantes del náhuatl en México, me dio la lista de estados donde se habla y me explicó sobre los tipos de náhuatl y de sus diferentes entonaciones por región. Entonces le dije: "motoca Álvaro" y sonrió de nuevo. Me dijo que estaban sacando el pasaporte para ir a ver al hijo mayor, pero que después de este gasto seguía el calvario de la visa gringa, quise rezar, quise llorar y otro guapo moreno gritó mi nombre y me tuve que ir y dejar a la señora y a su apuesto esposo.

El moreno de la foto me trató con todos los privilegios de hombre blanco de ojos verdes que soy. Me sacó varias fotos hasta que él quedó conforme con una foto digna de mí, me dejó repetir mi firma porque me preguntó si la primera me había gustado. No paramos de sonreírnos uno al otro, le dije que pasara un excelente día y se me pasó darle mi cel...

Luego me dieron mi pasaporte nuevo en la Sala 3 y me fui lejos de ahí.

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