22.1.20

Remedio casero para no deprimirse:

Hedonista porque ante todo, y con todo y todo, estoy determinado a seguir pasándola chido, sin pasar por encima de nadie obviamente, incluida mi persona. Porque además pasarla bien no se trata de lujos ni de estatus, ni tiene ninguna relación con la situación capitalista del mundo. Al contrario, el bienestar y el placer que me procuro está escondido en detalles pequeños y grandes sorpresas que algunas personas consideran despreciables. Porque aunque la vida no tenga ningún sentido y yo no haya pedido nacer, aquí estoy ya desde hace 45 años, mejor trato de pasarla lo más bien que se pueda, y cuando no se puede no la armo de pedo.

Realista y empirista porque para mí la única verdad a la que podemos acceder es esta realidad, y de esa realidad podemos extraer ciertos conocimientos en la medida de nuestras posibilidades. Todo lo demás son supuestos, cuentos, fábulas y ciencia ficción. Esas ideas que están fuera de la realidad son productos de nuestra razón, algunas incluso muy alejadas de la realidad y sin cabida en este mundo.

Crítico en la línea de Kant porque creo que deberíamos de indagar en dónde están los límites de nuestros conocimientos, reconocerlos y apegarnos con humildad al espacio que dichos límites nos dejen para respirar. Actuar y desarrollar nuestras vidas de acuerdo a lo insignificantes que somos porque de esos límites no vamos a pasar. Si nos esforzamos mucho podremos ir ampliando uno que otro, poco a poco. Tenemos que aceptar que somos seres sumamente limitados, por nuestra propia salud mental y para sanar a nuestros egos tan enfermos. Dejar de preocuparnos por el cuento ese de salvar al alma que lo único que hace es que desperdiciemos la vida entera por creer en la promesa de que habrá otra vida después de la muerte.

Pragmático porque siendo práctico me ahorro un sin fin de cosas y situaciones que no sirve para nada y no agregan ningún valor a los pocos años de mi vida (de nuestras vidas). Directo y al grano. Los formalismos, las buenas costumbres, la mentada buena educación, las maneras refinadas y todo eso son pura perdedera de tiempo sin sentido. Habría que abolir a la burocracia y a todo lo similar a estas formas de proceder.

Luego entonces, voy contra el existencialismo y su metafísica. Contra el idealismo y su propuesta de entes perfectos como modelos a seguir, como el amor romántico por ejemplo. Aborrezco al dogmatismo porque nos convierte en borregos despojándonos de nuestra capacidad de juicio y decisión.

No creo en el alma, ni en los fantasmas, ni en el diablo, ni en los exorcismos, ni en el pecado, ni en dios, ni la astrología, ni el tarot, ni en sucesos paranormales, ni en el destino, ni en la suerte, ni en la magia, ni el vudú, ni la santería, ni en nada que no pueda ver y tocar. Creo en los hechos más que en las palabras. No creo en la culpa judeocristiana. No creo en la monogamia ni en las relaciones de pareja, defiendo siempre los momentos de soledad y no dejo de buscar compañía valiosa. Creo en la amistad que por mucho supera a todos los demás tipos de relaciones interpersonales; y en el marco de la amistad conservo a los amantes con quienes sé que el interés de la mutua compañía fluye de forma espontánea y natural, los procuro y nuestra convivencia se extendie a muchas más cosas que sólo tener sexo. Nunca le he pertenecido a nadie aunque tal vez dos o tres despistados han creído que sí, ni nunca le perteneceré a nadie porque ni siquiera puedo descifrar si yo me pertenezco a mi mismo. Creo en el infierno, en el paraíso y en el limbo, son esos entornos que cada quién se crea durante el tiempo que esté vivo en este mundo.

Cuestiono constantemente al racionalismo porque se aleja de la realidad poniendo a la razón por encima de lo demostrable y palpable en este mundo. Los alcances de la razón son para tenerles cuidado y andarse con cautela. Gracias al racionalismo creemos que somos inteligentes, hijos de algún dios, los dueños de este mundo. Pensar de esta forma nos ha mantenido conformes y tranquilos, y de paso hemos desgastado y modificado al medio ambiente al punto que estamos metidos ya en un gran lío.

Cuando termine este siglo la población del mundo se habrá duplicado, mientras que por otro lado, la cuarta revolución industrial que ya está en marcha sacará a los humanos de los procesos de producción y toma de decisiones. Las inteligencias artificiales junto a la robótica harán todo nuestro trabajo bien y a la primera, y cuando digo todo el trabajo me refiero al manual y al intelectual.

Watson, una inteligencia artificial creada por un equipo nerds de IBM, ya desbancó a todos los abogados del mundo, y acaba de desbancar a todos los médicos también. Watson tiene mayores probabilidades de ganar un juicio frente al equipo de los mejores abogados del mundo y diagnostica enfermedades con una precisión que ni el mejor especialista del mundo pudiera presumir.

La humanidad se está duplicando en tamaño mientras lees esto y en un futuro inmediato casi no tendrá trabajo si es que el esquema económico capitalista sigue en pie.

Por eso siempre hay que acudir al escepticismo y poner todo en duda una y otra vez, para que no nos vean tan fácil la cara de pendejos aunque lo seamos. Como reza el meme de Nietzsche: just doubt it!

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