4.12.23

Heteroinflexible

 Cuando llegó el sujetohetero a vivir al depa se la pasaba abrazando para saludar todos los días hasta que afortunadamente dicha práctica pachamama se esfumó del ambiente. No lo puedo culpar en sí, un día su mamá vino a inspeccionar el depa y también me dio un abrazo.

Luego de cierta tensión sexual con el sujetohetero, rarísima, porque quería que le mostrara las fotos de los vatos con los que sostengo encuentros cercanos del tercer (o cuarto) tipo; o como el día en que me mandó un Whats para preguntar si podía acercarse a mi cuarto sabiendo que un encuentro cercano posiblemente, muy posiblemente, se estaba llevando a cabo porque sabía que me había encerrado con un ovni y toda su tripulación en mis headquarters.
Decidí no pensar por el heterosujeto, y su alta tensión, y seguir con mi vida. Hasta que otro día llegué al fregadero y estaba todo fregado lleno de trastes sucios; desde platos, vasos, cubiertos, hasta sartenes. Se le comentó que de no querer lavar sus ondas por lo menos las enjugara y las pusiera a un lado, el espacio no es problema, nos sobra en esta Playboy Mansion. Luego las demás personas empezaron a dejar trastes sucios. Estábamos ya muy fuera del control.
Entonces llegó el día, bueno, los tres días en que dejó su ropa en los tendederos, la tuve que recoger porque ya se había mojado de lluvia dos veces y ya iba por la tercera cuando tomé acciones al respecto y le aventé sus trapos sobre la lavadora en deliberado acto lleno de testosterona. El heterosujeto se molestó, bueno yo creo no le pareció porque cuando se volvió a repetir el evento y puse el rack para secar ropa con sus calzones al alcance de la lluvia me mandó otro Whats para decirme que con su ropa (íntima) no me metiera. No sé si debería de interpretar esto también dentro del campo semántico de la tensión sexual por haber tocado sus trusas pero ya había (habíamos ustedes y yo) acordado que ese tema no era nuestro pex.
Por fin fue por su ropa, y fue entonces cuando me llegó ese Whats que decía que las dos reglas a cumplir eran no dejar trastes sucios ni ropa tendida. Ya para ese entonces mi paciencia había llegado a su límite con el sujetohetero y le respondí añadiendo a su lista de "REGLAS" el ítem tres: de que no dejar su vaso de agua vacío donde los demás nos servimos agua, argumentándole que el 'manspreading' no está chido.
Entonces lo que sucedió me sacó muchísimo de onda porque fue un flashback a cuando tenía 9 años. El heterosujeto me dejó de hablar, los días pasaban topándonos por el depa y el bato de que ley del hielo multiplicada por cinco mil. Ahora resultaba que siempre que nos topábamos estaba en una llamada importantísima o con sus audífonos. La tensión sexual, de la cual prometimos ya no hablar, para ese entonces se desbordaba por las ventanas del depa hasta caerle a los vecinos de abajo, cascadas como en Chiapas.
Entonces vino gente y dejé la sala llena de vasos, chelas, platos sucios, y sabrá Dior qué tanto más. Más rápido que pronto me llegó el respectivo Whats de que '¿ahora quién es el que está haciendo manspreading?', no supe si sentirme derrotado por no haberle explicando al man sobre el spreading y la conjunción de los dos vocablos, o si ponerme a llorar, o qué; me seguí con mis cosas, decidí ahora yo también jugar a que el heterosujeto no existía más, o sea, decidí mejor divertirme un poco con toda la situación, total, yo nunca quise nada con el sujeto ese.
Luego de más shismes que la ne ya me dan hueva relatar me llegó el Whats de: "me largo de aquí", y salió huyendo como quien huye de la peste... No conforme con no haber entendido nada y fracturar su masculinidad, nos dejó el refri y las alacenas con su comida pudriéndose.
Alguien por favor para que le explique qué onda, no he borrado sus Whats, ¿o qué?, mejor nos seguimos con nuestras vidas, ¿o qué?
Grandes dilemas de nuestros tiempos. Fin.

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